O4. TURNER

Màu nền
Font chữ
Font size
Chiều cao dòng

   Cordelia sintió la noche eterna, en un buen y mal sentido. Había sido algo bueno porque se puso tanto como pudo al día con su capitán, y lo malo era que se la paso aterrorizada de exponerse sin querer en la luz de la luna. Ella no había demostrado que se sentía de ese modo, y claro que Jack no expreso su continua preocupación por esa maldición.

Afortunadamente para los dos, Delia tenía una idea, y Jack era el suertudo siempre así que tenía que ser él quien la ejecutar.

—Ábrete, ábrete —murmuró el pirata entredientes.

—Deberías ser más paciente —le dice la mujer con suavidad. No lo veía, sus ojos estaban ocupados gozando de luz solar, pero conocía a Sparrow lo suficiente como para saber que no lo hacía bien por sus ansias por salir.

—Inténtalo tú, primor.

Delia arrugó la nariz, sin gustarle que la llame de ese modo. No tuvo tiempo de reclamar, escucharon el ruido de la puerta y Jack se lanzó al suelo, fingiendo dormir. Ella sonrió levemente al verlo y se quedó en su misma posición, bastante calmada, sus ojos fijos a la vista exterior.

—Tu, Sparrow.

—¿Sí?

Shepard se giró hacia la voz desconocida. Era un muchacho, bastante parecido, que miraba a su capitán con expresión de enojo. A su lado había otro hombre, con el mismo cabello largo y oscuro.

—El Perla Negra, ¿qué sabes de ese barco?

—La.

Los ojos de ambos muchachos fueran a la mujer.

—¿Cómo dices? —le preguntó con el ceño fruncida. —¿Quién eres?

—Es La Perla Negra —lo corrigió, algo que ya se estaba haciendo común en ella. —Mi nombre es...

—¡Primor! —interrumpió el de rastas, levantándose de un salto. —Déjame a mí las negociones. Ella es la querida Delia.

—Cordelia... —murmuró solo para ella misma.

—¿Qué quieres saber de La Perla? —continuó hablando.

—¿En qué muelle amarra? —preguntó apresuradamente el de era más alto.

—¿En qué muelle amarra? —repitió Shepard, conteniendo su tono de indignación. Jack suspiró resignado al verla ignorar su pedido y acercarse a los barrotes.  —¿No conoces la leyenda? —preguntó, mirando directamente a los ojos del segundo muchacho.

—¿Debería? —preguntó nervioso, sus ojos moviéndose entre la pelirroja y el otro muchacho.

—¿Cuál es tu nombre?

—Es mi medio hermano Damian Wright—interrumpió el otro. —Yo soy Will.

Los ojos azules de Cordelia por primera vez se fijaron con determinación en el otro muchacho.

—¿William Wright? No tienes cara de Wright.

—Es William Turner.

—¿William Turner? —repitió, casi sintiéndose tonta por sentirse tan confundida.

Will asintió, mirándola con el ceño fruncido.

Bootstrap Bill.

—¿Tengo cara de Wright? —preguntó Damian en voz baja. Will lo miró y negó con la cabeza.

—¿Cuál es la leyenda? —le preguntó Turner a la pelirroja.

Shepard no pudo responder. Su mente estaba montando todas las olas de recuerdo que chocaban en su cabeza. Mirando a ese muchacho que había buscado hace diez años. No podía mentir, era igualito a su padre, solo que mucho más joven y fresco. Sus ojos lo estudiaron como si el fuera oro puro, esperando que de algún modo ver el medallón en él.

—El capitán Barbossa y su odiosa tripulación salen de la Isla de la Muerte —Jack comentó al lado izquierdo de la pecosa, trayéndola nuevamente a la realidad.

—Es una que no se puede encontrar, excepto por aquellos que conocen su existencia —habló Cordelia lentamente, tratando se estar presente otra vez.

—Es un barco —habló Damian en tono obvio. —Debe tocar puerto en algún momento. 

—Lo hace —le respondió la mujer.

—¿Dónde lo hace?

Sparrow tocó el hombro de la mujer antes de que ella pudiera responder.

—¿Por qué lo sabríamos?

—Porque son piratas —le volvió a decir Damian en tono obvio.

—¿Quieren ser piratas? —les preguntó Cordelia con cierto tono de burla.

William se pegó a los barrotes, dándole una mirada amenazante a la mujer.

—Jamás —contestó tajante.

—Will —llamó su hermano. —Ellos tienen a Elizabeth y nosotros estamos perdiendo el tiempo con estos dos.

—¡Ah! Así que sí había una chica —dice Jack con alegría. Delia mira el uno y el otro repetidamente, sin entender como habían llegado a ese punto. —Entiendo. Pues si quieres partir a su honrado rescate y así ganar su corazón, hazlo tú y tu hermano, porque no encuentro nuestra ganancia, ¿savvy?

—Te sacaría de prisión —le respondió Will.

—¿En serio? —cuestionó la pelirroja con una de sus rojas cejas alzada.

Lo que hacen los hombres por las mujeres.

—Si, ¿en serio, Will? —le preguntó Damian en tono de preocupación y con una mirada alarmada.

—El cachorro corrió con las llaves —Jack les recordó a todos los presentes.

—Ayude a forjar las celdas —comentó mientras miraba la puerta determinadamente. —Con bisagras de medio perno —agarró una larga banca de madera que había ahí.

—Will —llamó su hermano, deteniendo sus acciones. —¿Te parece esto una buena idea?

—Deja que el muchacho termine con su clase de herraría —le dice Jack.

—Prometiste que me ayudarías —le dice a Damian, ignorando el comentario del pirata.

—Lo sé, pero...

—Si no quieres ayudarme está bien —dijo tajante y encajó la banca entre los barrotes. —Lo haré solo.

—Espera, Will —Delia suspiró, estaban tan cerca. —Den su palabra de que nos van a ayudar.

Cordelia y Jack se miraron por un largo momento, el hombre fue el que rompió el contacto mirando por un segundo a Damian y haciendo un gesto con la cabeza hacía él. Shepard volvió a suspirar y se acercó tanto como pudo a los barrotes, extendiendo su mano entre el espacio de los barrotes.

—Te doy mi palabra —le dijo con seriedad.

—Y es la palabra de una mujer —comentó el otro pirata. —No existe algo más sagrado que eso.

Damian miró primero a William, quien sin pensarlo mucho asintió con la cabeza, sus ojos volvieron a Sparrow antes de terminar en la mujer.

—De acuerdo —respondió, sin estar del todo seguro con esa idea descabellada, pero aceptó la mano y le dio un suave apretón.

—¡Perfecto! —dijo el de rastas con alegría. —Ahora, ¡sácanos de aquí!

Los dos muchachos colocaron su peso en la banca, usándola como palanca, la puerta se salió de las bisagras e hizo un fuerte ruido al caer.

—Hay que correr, tal vez nos escucharon.

—No sin mis cosas —le dijo el pirata de inmediato.

Agarró sus cosas y a la pelirroja le lanzó las suyas. Ambos se equiparon rápido antes de huir corriendo. Delia sabía el camino hacia el muelle, pero dejó que los dos hermanos los guiara.

—¿Tienes el barco de Palaos? ¿El de Animaría? —le preguntó Cordelia a Jack. Él hizo una mueca como respuesta. —¿Cuántas veces más te quedaras sin barco?

—Me gusta robarlos —se justificó mediocremente.

—¿O sea que hay que robar un navío? —preguntó Damian alarmado.

—Comandar —lo corrigió el pirata. La pecosa rodó los ojos. —Comandar ese navío. Se dice así —Will miró de forma interrogante a la mujer, ella solo pudo negar con la cabeza.

—Solo tengo una pregunta, Turner, o no tendría sentido ir —él la miró con confusión. —Por ella, ¿qué serías capaz de sacrificar?

—Daría hasta la vida —le dijo con seguridad.

Cordelia dio una sonrisa ladina y miró a su capitán.

—Yo ho, yo ho, pirata siempre seré...

—Eso es todo —comentó Jack, imitando la sonrisa de la pirata.

—¿Soy al único que le preocupa saber cómo llegaremos al barco? —el tono nervioso de Damian como siempre fue evidente.

—Todo esta bajó control, muchacho.

Damian frunció el ceño, pero al igual que su medio hermano, siguió a los dos piratas, caminando sobre la arena hasta las canoas. No hace falta decir que Wright no estuvo de acuerdo con el plan, y no hacía falta decir que no tuvo otra opción que hacer lo que dos piratas chiflados le decían.

—Esto es demencia o brillantes —comentó William cuando estaban bajó el agua, sin problemas para respirar gracias a las canoas de madera.

—Elijo creer que es demencia —le dijo su hermano.

—Es increíble lo mucha que esas nociones coinciden —les dijo el pirata. —Delia. Primor, ¿tú puedes...?

—Sí —respondió, sin necesidad que termine la pregunta.

—Tiene sentido. Puede ser útil.

—Y aterrador —murmuró la mujer.

Uno de ellos, sorprendentemente ninguno de los piratas, fue tan tonto de pisar una trampa para peces, pero lo bueno fue que cuando llegaron al barco pudieron usar la cuenta para subirse.

—Tenemos que amenazarlos —anunció Sparrow y sin pensarlo mucho le entregó su espada a Turner mientras sacaba su pistola.

—¿En serio? —preguntó con sorpresa Damian.

Cordelia resopló mientras le daba su espada a el chico.

—Tú serias un muy mal pirata —le comentó.

Wright solo pudo mirarla ofendido antes de tener que seguir a la mujer.

—¡Todo el mundo guarde la calma! ¡Nos apoderaremos de la nave! —les dijo Jack mientras apuntaba con su arma.

Delia reconoció la pistola. Una pistola con un solo tiro. Sabía que su capitán no la iba a desaprovechar la bala.

—¡Escucharon, quietos!

—¿Y me dirás que él sería un buen pirata? —le preguntó en voz baja con ironía.

Shepard hizo una mueca, no podía negar que algo de razón tenía.

—Al menos sabe usar bien la espada...

—Este barco no puede ser guiado por dos hombres. No saldrán jamás de la bahía —les dijo el que suponían que era el capitán del barco, un toque de burla adornaba su voz.

—¿Y por una mujer? —le preguntó Cordelia, saltando desde lo alto del timón y cayendo de pie. Damian fue más precavido y bajó por las escaleras, sosteniendo con torpeza la espada. La mujer le quitó el seguro a su pistola, los tripulantes la miraron alarmados. —¿Crees que una mujer no puede sacar este barco de la bahía?

Jack también le quitó el seguro a su pistola, haciendo que se giren a mirarlo a él.

—Dicen por ahí que tener una mujer abordo es de mala suerte... —dijo lentamente y sonrió como un lobo feroz. —¿Quieren ver si es cierto?

Por supuesto que ellos no querían saberlo. Así que de manera muy civilizada los dejaron irse ilesos en el bote de remos.

—Muy bien, icen velas, movamos a esta bañera —ordenó Delia, quitándole su espada al chico para guardarla.

—¿Izar velas? —preguntó Damian con torpeza.

—¿Cómo se hace eso? —esta vez preguntó Will.

Cordelia abrió y cerró repetidas veces la boca, como pez fuera del agua. Terminó por mirar su capitán, en busca de una soga que la salve, pero se encontró con Jack sonriendo.

—Es tu trabajo, primor.

La mujer puso los ojos en blanco mientras resoplaba.

—Muy bien... —murmuró para sí misma con amargura. —Afloja los amares que van a las velas, para que se abran y nos movamos —explicó con falsa calma. Turner la obedeció al instante, pero su hermano no. —Tú también. Se útil en algo —la apuró con un gesto con su pistola, la cual aún no había guardado. 

—¡Tienes la pistola sin seguro! —le gritó Damian escandalizado.

—Y el gatillo es muy sensible así que no colmes mi paciencia.

Por fin Damian se movió y corrió junto a su hermano para ayudarlo. Lentamente se alejaron de la bahía, pero los demás habían sido alertados e iban a alcanzarlos sin dudarlo.

—Ahí viene —murmuró Jack y Delia siguió su mirada.

—¿Seguro que es rápido?

—El más rápido de los mares del caribe —dijo con convicción y la pelirroja lo miró con el ceño fruncido de confusión. —O eso creen ellos.

Cordelia se carcajeo al escuchar eso, no había barco más rápido que La Perla Negra, pero era divertido que ellos creyeran que eran competencia para ese título. Sparrow sonrió al escucharla, no era algo normal que su primera oficial sea tan alegre, ella siempre había sido la responsable y centrada de los dos. Damian y William llegaron a su lado una vez se aseguraron de que la cadena del timón no fuera a funcionar como debía.

—Dime algo, Wright —habló la mujer. — ¿Le temes a las alturas?

El Interceptor era veloz, no el más veloz del caribe, pero los había alcanzado en poco tiempo. Cuando estuvieron seguros de que todos habían abordado el Audaz, usaron las sogas para saltar al Interceptor sin ser vistos o escuchados.

Damian tomó un hacha que había a bordo del barco para cortar las sogas, mientras Delia lo hacía con su espada y Will lo hacía con la espada que Jack le había prestado.

—¡Gracias, comodoro, por ayudarnos a zarpar! —le gritó el capitán, sacándose burlonamente su sombrero.

—No seas fanfarrón —le dijo la mujer a su lado.

—¡Nos hubiera costado trabajo hacerlo solos! —continuó, ignorándola.

Ellos comenzaron a dispararles. Damian fue el primero en gritar de pánico. Shepard no lo pensó dos veces en sacar nuevamente su pistola, quitándole el seguro, pero Sparrow tomó el cañón, deteniendo su acción.

—No hace falta —habló con calma, a pesar de escuchar las balas dirigirse hacia ellos. —No nos alcanzaran.

—Sí, capitán —respondió, poniendo el seguro y guardando la pistola. —¿Cuál es el curso?

Jack arrugó la nariz al pensar en la respuesta que no quería darle porque sabía que no iba a estar feliz.

—Esto no te va a gustar...

Delia se limitó a resoplar. Claro que no le gustaría, pero aun así tomó el timón y fijo el curso hacía unos de los lugares que más odiaba del mundo. Mientras ella se encontraba detrás del timón, Jack estaba enseñándole a Damian como amarrar las sogas y William estaba junto a la pqelirroja, afilando la espada del pirata.

—Cuando era pequeño vivía en Londres. Mi madre nos crio sin ayuda, a mí y a Damian —comentó el joven repentinamente. La mujer lo miró de reojo. —Cuando murió vine aquí a buscar a mi padre, Damian siempre me ha ayudado en todo.

—Mm... —se limitó a murmurar, esperando que eso fuera suficiente para que él cerrara la boca. 

—Mi padre, Bill Turner —dijo, deteniendo sus acciones y acercándose a Shepard, ella suspiró en respuesta. —No me engañas, sé que tú lo conociste.

—Fui una de las pocas que lo conocía como William Turner. Todos los demás le decían Bill o Bootsrtap Bill.

—¿Bootstrap? —repitió confundido.

Cordelia miró el horizonte con el ceño fruncido, sin estar segura de sí decirle la verdad a Will.

—¿Hace cuantos años buscas a Bootstrap?

—A mi padre —corrigió. —Lo buscó hace diez años.

—¿Crees que con ese tiempo estés preparado para la vedad? —preguntó, aun sin mirarlo a los ojos.

—¿Qué verdad? —interrogó obstinado, acercándose más a ella, buscando que lo mirara.

Cordelia dirigió sus ojos azules a Turner, mirándolo con intensidad.

—Tu padre era un gran hombre —dijo suavemente, con cierto pesar en la voz. Sin poder olvidar el hecho que Barbossa lo ato a un cañón para que se hundiera en el fondo del mar.  —Era demasiado moralista para ser un pirata —habló rápido y apartó la vista. —Eres idéntico a él.

—Eso no es cierto —Delia sabía que no se refería a la parte en la que él era igual a su padre. —Era un marino mercante. Honrado y respetable que obedecía la ley —habló con su elegante acento inglés.

—Al parecer diez años no fueron suficientes para saber que la verdad es que tu padre era un pirata —comentó con ironía la mujer.

—Mi padre no era un pirata —dijo convencido y saco la espada de Jack.

Delia puso los ojos en blanco al escuchar el susurro de la espada recién afilada.

—Envaina eso, no quieres pelear conmigo —le habló con calma y sin girarse.

—Soy excelente en la espada —le dijo con cierto tono fanfarrón, el mismo que Sparrow usaba con ella. Cordelia estaba demasiado acostumbrada a lidiar con hombres como él.

—Tal vez lo seas, pero ¿sabes cómo soy yo con la espada? —preguntó, sin en realidad esperar una respuesta.

Giró bruscamente le timón, provocando que el mástil se moviera, rápidamente se agachó para que no chocara con ella, pero claro que Will no fue tan rápido y termino agarrándose del mástil para no caer al agua. 

—¡Will! —corrió su hermano preocupado.

—¿Y ahora que hizo? —le preguntó el capitán con calma.

Shepard quito su mirada burlona del muchacho y la dirigió al pirata.

—Quiso pelear conmigo con la espada.

—Uy, no, muchacho —dijo inmediatamente después de escuchar eso. —¿Tú quieres morir o por qué tientas tanto tu suerte?

—Bájalo de ahí —les dijo Damian con una mirada de reproche.

—¿Al agua? —le preguntó con diversión la pecosa.

—¡Sabes bien que no me refiero a eso!

—Veamos si recapacito —murmuró el de rastas. —William, ¿qué fue lo que hiciste mal?

El muchacho dio un jadeo de cansancio mientras hacía fuerza para sostenerse y no caer al mar abierto.

—¿Desafiar a Delia?

—Cordelia —corrigió la nombrada.

—¡Ajá! ¿Escuchaste, primor? Ya aprendió la lección.

—No sé... se mira bien ahí colgado.

Damian dio un sonido de espanto mientras mirada a la pirata como si le hubiera salido una segunda cabeza.

—¡Ya bájalo, loca!

Cordelia se encogió de hombre y nuevamente giro el timón, haciendo que el mástil vuelva a su lugar. Jack tomó su espada del suelo cuando Turner cayó frente a ellos.

—Hay solo dos reglas, la primer, no se desafía a la primer oficial Shepard —con la punta de la espada señalo a la mujer antes de apuntale al joven. —La segunda, tienes que seguir nuestras ordenes si quieres salvar a Erica.

—Elizabeth —lo corrigieron los dos hermanos a la vez.

—Como se llame —murmuró con fastidio. —¿Savvy?

Will simplemente asintió. Sparrow sonrió satisfecho y guardó la espada, extendiéndole la mano para ayudarlo a ponerse de pie.

—¿Y a donde se supone que nos dirigimos? —preguntó Damian con más calma.

Claro que Cordelia fue la que respondió rápidamente.

—Al puerto más maldito de todos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen2U.Pro